En parte sí, la inteligencia artificial ha acelerado nuestro ritmo de vida, porque hoy todo es más inmediato: respuestas, compras, tareas, incluso decisiones. La IA nos permite hacer más en menos tiempo, pero eso también ha generado presión por ser más rápidos y productivos.
Sin embargo, no es solo “culpa” de la IA. También es responsabilidad nuestra aprender a equilibrar su uso, aprovechar sus ventajas sin dejarnos llevar por la prisa que impone la tecnología. La clave está en usarla para facilitarnos la vida, no para volvernos esclavos del ritmo que impone.
Sin embargo, no es solo “culpa” de la IA. También es responsabilidad nuestra aprender a equilibrar su uso, aprovechar sus ventajas sin dejarnos llevar por la prisa que impone la tecnología. La clave está en usarla para facilitarnos la vida, no para volvernos esclavos del ritmo que impone.