El uso de simuladores en entornos educativos digitales representa una herramienta poderosa dentro de las TAC (Tecnologías del Aprendizaje y el Conocimiento), ya que fortalece significativamente el aprendizaje práctico. Estos recursos permiten a los estudiantes enfrentarse a situaciones reales o cercanas a la realidad en un entorno seguro, interactivo y flexible. Al brindar la posibilidad de experimentar, equivocarse y volver a intentar, los simuladores favorecen un aprendizaje activo y autónomo, donde el estudiante construye conocimiento a través de la práctica. Además, fomentan el desarrollo de habilidades técnicas, la toma de decisiones y el pensamiento crítico, lo que resulta especialmente valioso en áreas como la salud, la ingeniería, la educación o la administración. En definitiva, los simuladores potencian el aprendizaje significativo y adaptado a las necesidades del contexto digital actual.
Pregunta
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